Diario de Melagante - Entrada 1

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Hansby Σ
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#1

Entrada 1 - 29/11/20

Me dispongo a poner por escrito estas palabras en aras de comenzar un recuento de la evolución personal de un servidor. Empiezo aquí y ahora, a 29 de noviembre del fatídico año 2020. De mi nombre solo diré que me hago llamar Melagante, en honor al personaje antagónico de <<El Caballero de la Carreta>>, de Chretién de Troyes.

Dicho lo cual, ésta entrada girará en torno a la siguiente cuestión: ¿Qué es lo que he hecho hoy? Muy simple: Sobrevivir.

Empero, decir tan solo eso no cubre la integridad de todos mis sucesos. Simplemente los resume.

Tiempo ha cogí el barco rumbo al <<mundo mina>>, a fín de adquirir cuantos recursos me sean menester para mantenerme con vida. Cogí el portal hacia el sur, hacia una meseta. Era de noche. La luna rielaba con una calma y solemnidad totalmente insultantes, porque hallábame ahí con un escudo como única protección, y un hacha como única herramienta de múltiple uso. Era mi utensilio de caza y tala. ¡Y quién iba a suponer que una escena tan hermosa pudiese engañar el peligro que entraña! Y por peligro, el mayor de los cuales al que me tuve que enfrentar, entre otros, fue a una bandada de fantasmas, ávidos de arrebatarme la vida cuales aves de rapiña, término que, a mi parecer, les es propiamente decoroso para el bioma en donde todo esto tuvo lugar.

Salido el sol, dispúseme raudo a conseguir madera, algunos que otros adoquines a mi alrededor, hierro, y oro. Al menos no soy tan ingrato como para negar que es gracias a ése moribundo lugar que haya podido abastecerme en tan buena manera.

Y una última cosa más hice, y es gracias a ella que estas palabas existen y son legibles: Elaboré este libro.

Con barca hecha, híceme a la mar en busca de otro ecosistema que produjera cuanto necesiaba para hacerlo. La tinta ya la conseguí por el camino, bajo la sempiterna onda. Y héme allí en un bosque de abedules, cuya ensenada ya me ofrece cañas con las que pude hacer el papel, y el cuero que lo cubre lo conseguí degollando a un caballo.

Y todo esto es lo más relevante que me ha sucedido. Planeo seguir escribiendo con el propósito de realmente comprometerme a escribir mis desventuras.

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#2

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#3

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#4

Muy bueno, este tema promete.

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#5

Se hace saber que en la biblioteca de Novigrad tenemos el una edición de "El Diario de Melagante" que hiremos actualizando conforme al post. Bravo!!! :D

Hansby Σ
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#6

Por consejo de los moderadores, seguiré escribiendo en ésta publicación, ya que es la que más visualizaciones tiene por el momento y además incluye el aviso de la inclusión de éstos textos en la biblioteca de Novigard.

Diario de Melagante

Entrada 1

Entrada 1 - 29/11/20

Me dispongo a poner por escrito estas palabras en aras de comenzar un recuento de la evolución personal de un servidor. Empiezo aquí y ahora, a 29 de noviembre del fatídico año 2020. De mi nombre solo diré que me hago llamar Melagante, en honor al personaje antagónico de <<El Caballero de la Carreta>>, de Chretién de Troyes.

Dicho lo cual, ésta entrada girará en torno a la siguiente cuestión: ¿Qué es lo que he hecho hoy? Muy simple: Sobrevivir.

Empero, decir tan solo eso no cubre la integridad de todos mis sucesos. Simplemente los resume.

Tiempo ha cogí el barco rumbo al <<mundo mina>>, a fín de adquirir cuantos recursos me sean menester para mantenerme con vida. Cogí el portal hacia el sur, hacia una meseta. Era de noche. La luna rielaba con una calma y solemnidad totalmente insultantes, porque hallábame ahí con un escudo como única protección, y un hacha como única herramienta de múltiple uso. Era mi utensilio de caza y tala. ¡Y quién iba a suponer que una escena tan hermosa pudiese engañar el peligro que entraña! Y por peligro, el mayor de los cuales al que me tuve que enfrentar, entre otros, fue a una bandada de fantasmas, ávidos de arrebatarme la vida cuales aves de rapiña, término que, a mi parecer, les es propiamente decoroso para el bioma en donde todo esto tuvo lugar.

Salido el sol, dispúseme raudo a conseguir madera, algunos que otros adoquines a mi alrededor, hierro, y oro. Al menos no soy tan ingrato como para negar que es gracias a ése moribundo lugar que haya podido abastecerme en tan buena manera.

Y una última cosa más hice, y es gracias a ella que estas palabas existen y son legibles: Elaboré este libro.

Con barca hecha, híceme a la mar en busca de otro ecosistema que produjera cuanto necesitaba para hacerlo. La tinta ya la conseguí por el camino, bajo la sempiterna onda. Y héme allí en un bosque de abedules, cuya ensenada ya me ofrece cañas con las que pude hacer el papel, y el cuero que lo cubre lo conseguí degollando a un caballo.

Y todo esto es lo más relevante que me ha sucedido. Planeo seguir escribiendo con el propósito de realmente comprometerme a escribir mis desventuras.

Entrada 2

Entrada 2 - 30/11/20

Es así pues, que con el propósito de cumplir mi palabra, vuelvo a coger la pluma para dar seguimiento a mi desventura, concepto que, ya a estas tempranas alturas, no se puede aplicar a las circunstancias que viví en ésta segunda entrada, porque no me hallaba descarriado, en absoluto, sino que tenía el prurito de dirigirme hacia algún lugar mejor que una moribunda mesa en donde morar.

Y dicho esto, decidí hospedarme en una preclara Ciudad de Nuevos, en Novigard.

Habiendo tomado el Portal Este, no me demoré ni un segundo en dirigirme hacia el sur, allá donde tenía la certeza que me aguardaba mi destino. Siendo para mí el sol y la luna mis únicos guías, poco tardé en determinar qué rumbo tomar. Hubiera sido un trayecto más ameno el haber tomado la vía ya pavimentada, ¡mas qué tedioso y execrable me resultaría! Y no tanto por cuantas veces se desvía, sino porque no tendría nada de emocionante frecuentar una senda ya caminada. Resignándome a tomarla, resolví pues tomar una nueva senda de mi propia invención, una que, en respuesta a mi temeraria resolución, la luna traicionera me castigaría no solo con peligros ya familiares para mí, sino con la perdición de mi fiel égida, mi polvoriento escudo de madera y metal, que halló su fin con el estallido de un sigiloso Creeper en un valle.

Y a pesar de todo, la luna jamás me doblegó. Nada más hallarme en el suburbio que hay sobre un pantano, el sol me recompensó con un nuevo amanecer.

Lo que sigue ya no necesita narración. Solo diré que fui cálidamente acogido por Biarmicus, Concejal de Bosques y Jardines. Y fue gracias a él que ahora tengo parcela y escribo estas palabras ya en ella. Empero, no sería prudente el tener que pasar mi existencia bajo un techo, ¡si por ventura tuviese alguno!

Es así pues, que con el propósito de volver a dar seguimiento a mi aventura, me es menester primero construir un hogar.

Entrada 3

Entrada 3 - 1/12/20

Y eso hice.

https://imgur.com/pQd30zh

Empero, el resultado fue cuanto menos insatisfactorio. Aquello no era, a fe mía, una casa. Era una patética choza, tan patética como el modo de vida que llevé arrastrando conmigo hasta este momento, ¡pero qué otra cosa podía hacer con los escasos recursos que tenía hasta entonces! No sería exagerado decir por parte de un servidor que siempre tengo la usanza de querer salir de mi zona de confort, aun a pesar de que soy perfectamente capaz de tolerar las duras peñas y que el dormir mío sea sempiterno velar, ¡pero de qué me serviría! Yo quería más. No, yo deseaba más. Desear es algo que siempre me inspira a tomar acción.

La aventura que sigue es el efecto de ese deseo. Una en donde la muerte me quitó mis posesiones, pero no la vida. Y fue esta última la que me llevó de regreso al cráter de mi tumba a recuperar lo que era legítimamente mío.

Ávido de obtener los recursos necesarios para construir un mejor hogar, fui movido por mi deseo hacia el oeste del Mundo Mina. Hallábame en aquella ocasión en una álgida planicie, plagada de altos carámbanos. A medida que avanzaba y encaraba las bestias que por allí pululaban, acometí la osada empresa de aventurarme en un canal de cuevas. Iba mejor armado aquella vez, con nuevo escudo, nuevas armas, nuevas herramientas y primera armadura. Toda nueva era mi figura, pero ni siquiera mi férrea cobertura podría evitarme la innoble perdición que me alcanzó el estallido de otro Creeper, aquel mismo espécimen que había destruido mi primer escudo, ¡y que ahora me había destruido a mí, impotente y mísero de mí, a espalda mía!

Airado por la tamaña ignominia que había caído sobre mí, procedí de nuevo en busca de mis bienes que tanto me costaron obtener. Todo vacío iba ahora. No procedí sin ningún otro arma salvo mis puños y ánimo. No traje siquiera nada de comer, ¡pero tanto me daba! ¡Ni el hambre ni la muerte me apartarían de mis armas, sobre las que ahora había una cuenta atrás para su obliteración!

Mi nueva travesía fue más peligrosa que la anterior. Otros más Creepers salieron a mi encuentro. Zombis y esqueletos también. Pero mi ira y deseo fueron tales que pagaron caro el haberse entrometido en mi camino. A medida que regresé a la grieta en donde mi muerte tuvo lugar, ya pude ver dónde mis objetos, aún intactos, yacían.

Habiéndolos recuperado y exhausto por aquella aventura, decidí seguir mi plan más adelante y poner por escrito todas estas circunstancias mías que me ocuparon el día de hoy, el primer día del último mes.

Entrada 4

Entrada 4 - 4/12/20

Los sucesos que se tratarán a continuación en esta entrada tuvieron lugar el día anterior, 3 de diciembre de 2020, pero debido al cansancio que padecí luego de su consecución, opté por ponerlos por escrito en otro momento, que resultó ser ahora mismo, a la mañana del día de hoy.

En fin. Ya desde el principio del diario debería hacerse notar mi afinidad por los libros de caballería, obras que han alimentado mi espíritu hasta tal punto de desear vivir aventuras propias de su naturaleza. ¡Mas no sea yo tenido por un nuevo Quijote! El proceder de dicho individuo le acarreó muchas más desventuras que a mí, y no sin razón; un loco jamás reconocería su locura, pero el haberlo meditado ya debería constatar que servidor no lo está
.
Dichos estos razonamientos, quisiera presentar una aventura digna de caballero; la búsqueda de diez caballos indómitos que un Ayudante de Navidad inquirió de mi merced. A pesar de no ser armado caballero, aquello no me impidió llevarla a cabo. ¡Y tanto daría que lo fuera o no! El no serlo tampoco exime que se debería ayudar a los más menesterosos.

Fui llevado una vez más tanto al Mundo Mina como al noveno mapa. El peligro más grande al que tuve que enfrentar aquella ocasión no fue la miríada de monstruos, que huelga decir que la hubo, sino la larga demora, que me llegó a hostigar más aún de lo que ninguna bestia oriunda de esta dimensión, del Inframundo, o el Fin podría en su miserable existencia. En más de una vez estuve a punto de morir otra vez, a manos de un Enderman y un grupo de Saqueadores. Incluso ya cuando hallé la mitad de los caballos que se me requerían, una nueva bandada de fantasmas me acosaban desde el cielo, y hacían mi tarea de domarlos casi imposible.

En vista a mi comprometida situación, decidí retirarme y dirigirme hacia el oeste del noveno mapa, en donde ya, al fin, di término a la aventura que aquel Ayudante, sin saberlo, me había puesto.

Es así pues, que ahora he de centrarme en tres cosas: Una es en el proyecto de una mejor casa, otra es dedicarme a ayudar a ese Ayudante, y la que queda es seguir escribiendo.

Entrada 5

Entrada 5 - 6/12/20

Y cual si fueran tres profecías auto-cumplidas el haberlas puesto por escrito, éstas tuvieron las siguientes consecuencias:

La primera es la más evidente, por lo que no me demoraré en referirla.

La segunda concierne con el Ayudante de Navidad, que me ha ofrecido la sencilla tarea de hacer que veinte reses copulen entre ellas. Aventura que tampoco es menester hacer mención de los peligros que conllevan.

Y la tercera es la que realmente debe ser tratada en esta entrada, ya que tengo el beneplácito de enseñar los avances en lo tocante a mi hogar.

https://imgur.com/N4vxwLL

Por el momento, ésta es la base de la que será mi nueva casa, una en la que he tenido que invertir mucho tiempo y recursos míos
.
Quisiera hacer notar estos últimos, que no han hecho más que menguar a lo largo de los días pasados. Tanto así, que aún no he llegado a tener en mis manos ni un diamante ni ningún lingote de inframundita. Recursos que, a fe mía, son rotundamente dignos de mi deseo.

Soy consciente de la brevedad y poca acción de esta entrada en particular, cosa que me duele mucho tener que tolerar luego de las flamantes páginas anteriores, pero el esfuerzo que me suponen estos tres planes en conjunto hacen que servidor se fatigue sobremanera. ¡Pero sepa el lector cuán comprometido estoy en cada una de ellos! ¡Y también en aquellos que aún no he considerado!

Es así pues, que tan pronto como estas resoluciones toquen fin, prometo que las siguientes páginas versarán ya no sobre el Mundo Mina o el Noveno Mapa, sino el Inframundo. Y ya si por ventura mis recursos me lo permiten, sobre el Fin.

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#7

¡Hola, Melagante! Quizá te interesa responder en este mismo hilo con cada nueva entrada para que los demás reciban la notificación.

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ThermUsul
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#8

Eso es. Pon una respuesta indicando que has subido un nuevo capítulo.
Ya me había perdido los dos últimos.

Hansby Σ
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#9

Hecho. Lo tendré en cuenta para las próximas que suba.

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