"- Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran cerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes. Pienso que llegará el día en que estos sonidos se apaguen."
JUAN RULFO - Pedro Páramo
Concepto:
La Villa de Santo Hueso pretende ser un pequeño poblado de arquitectura barroca novo-hispana (propia de los pueblos coloniales mexicanos) emplazada en los áridos lindes del desierto.
El proyecto se diseñará a la manera de muchas de las villas mineras de oro o plata que proliferaron a partir del siglo XVI en América y que sufrieron un progresivo abandono a través del tiempo.
A pesar de contar con edificios coloridos y fachadas recargadas se intentará dotar a Santo Hueso de una atmósfera de pueblo fantasma, se dará especial cuidado al aspecto ficticio histórico y mítico del lugar, lo que podría dar pie en un futuro a la organización de actividades.
Santo Hueso está ideado como un proyecto decorativo, no como un poblado funcional y se intentará dentro de lo posible a ceñirse al planteamiento original. Requeriría una especial protección de las zonas más cercanas al núcleo urbano -que será de proporciones humildes- por la más que posible construcción de estructuras y emplazamientos secundarios relacionados temáticamente con el proyecto (posadas en el desierto, caminos, minas abandonadas).
Arquitectura:
La villa de Santo Hueso contara como una estética característica y uniforme, fundamentada en el uso del color -bloques de cemento o terracota- y los detalles en piedra, madera y arenisca.
Las calles no estarán asfaltadas debido a la naturaleza temática del proyecto y la iluminación será escueta.
Se han tomado como referencia pueblos mexicanos coloniales reales como Bernal, Coatapec o Cadereyta de Montes entre otros, temáticamente se ha buscado la semejanza con villas abandonadas ficticias como Comala y Macondo.
Historia:
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En 1530, una partida de conquistadores, tentados tras oír rumores de oro en un poblado indígena, cruzaba el desierto en busca de yacimientos de metales preciosos. Tras varias jornadas de camino se hallaron perdidos en mitad del yermo. Bajo un sol abrasador y con las reservas de agua apunto de agotarse, el capitán al mando temía un motín. Uno de los evangelizadores que viajaban con ellos encontró un hueso enterrado en la arena y al tocarlo experimentó terribles alucinaciones místicas. Guiado por sus visiones y en un estado de frenética locura les condujo hasta una cueva entre unas colinas polvorientas donde hallaron un esqueleto de oro rodeado de los mayores tesoros imaginables y un manantial de agua pura y cristalina
El conquistador al mando, creyendo haber presenciado un auténtico milagro, decidió establecer un puesto en el lugar y lo bautizo como la Gruta del Santo Hueso. El religioso responsable del hallazgo, también convencido de la naturaleza divina de su extraña experiencia, decidió permanecer alli y crear un santuario, donde protegería la reliquia ósea.
En las décadas posteriores se descubrieron vetas de oro bajo el suelo y el puesto creció hasta convertirse en una villa, ahora llamada simplemente Santo Hueso.
Localización:
El emplazamiento ideal sería una pequeña zona de sabana, a ser posible de relieve accidentado, rodeada por el desierto. La extensión del proyecto abarcaría toda la franja de bioma que rodea la cuenca del rio y el macizo rocoso del oeste.
Capturas de referencia
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