Re: Cartas de Piteas
Dios hacia mucho que no estaba tan enganchado a una historia!
Piteas danos más!!
Dios hacia mucho que no estaba tan enganchado a una historia!
Piteas danos más!!
Pit, no fue exactamente asi, que aunque queda mas epico esta un poco alejado XD
No eran 20, eran 50 (preparados por exce XD) y yo simplemente dije: Voy a despejar la salida, haced lo que podais, y me tire a lo suicida contra los zombis. Y realmente me carge un monton pero en un momento se me olvido comer chuleton y palme XD
Bueno, pues las dos versiones están servidas.
¿Cual os quedáis cada uno? XD
(Pista: la mía mola mas, hay pistolas y pinto a Hazmat como si fuera el nigromante de Diablo II)
PD: ¡Y realmente te cargaste un huevo! ¿No queda claro en la narración?
Dremin! ¡No nos quites la ilusión!
Pit, sigue sigue que la historia mola un huevo, aunque yo no le hubiera dado tanta sensatez a r3sh... xDDDDDD
Dinhilien escribió:Dremin! ¡No nos quites la ilusión!
Pit, sigue sigue que la historia mola un huevo, aunque yo no le hubiera dado tanta sensatez a r3sh... xDDDDDD
Sinceramente era algo que estuve a punto de comentar, pero vi tan perfecta la carta de Piteas que decidí olvidar ése detalle
No me imagino una carta tan bien narrada y de golpe un personaje mostrando ciertos desvaríos mentales dignos de un psicótico grave xDDDDD pero vamos... por mí no problem, también sé permanecer serio así que... xD
VII - La historia del Adm
Dremin reposaba en una esquina de la casa; la cura de Hazmat parecía haber funcionado y, pese a que aún no había recobrado el conocimiento, parecía que las heridas habían parado de sangrar. Tras cambiarle las vendas y limpiar el emplasto, volví a la balconada, donde Reshef dialogaba con el tal Excessus.
¿Y entonces Bahía del sol ha sido asaltada? - Decía Reshef cuando llegué
Al menos la parte del coliseo, si. Incluso se puede ver la luz de los incendios desde Espaún.
Pero, la ciudad en si... ¿aguanta? - pregunté uniéndome a la conversación.
Cuando nosotros partimos, y de eso ya hace tres días, los monstruos ya habían entrado en la parte norte de la ciudad y parte de la muralla oeste. Las barricadas ahora aseguraban la zona alta y el puerto, pero es cuestión de tiempo.
Quedamos un momento en silencio, resistiéndonos a creer que en aquellos momentos pudiera estar cayendo la capital. Fuera, la calma de la mañana se había olvidado de los horrores de la noche: tan sólo se oían las gaviotas y el rumor de las olas.
Bueno, – renaude yo – si vos sois Adm de Espaún tendreis que saber algo de los portales ¿no?
De hecho, mi compañero Phank y yo éramos responsables de casi todos ellos.
¿Y ninguno de ustedes sabe la razón por la que los portales dejaron de funcionar?
Excessus, que hasta ese momento apenas había levantado la vista de su té, me dirigió una mirada profunda y apesadubrada.
Por supuesto que lo se, maese Piteas. Fui yo mismo el que los desactivó.
Reshef y yo nos quedamos congelados. A mi no me salían las palabras, me acordaba de todo el caos y los problemas con los que me había encontrado. Fue el astrónomo el que se atrevió a preguntar.
Pero... ¿Por qué?
Creo que lo habeis entendido mal, – Excessus suspiró y se mesó el pelo – el problema no es que estemos asediados porque los portales no funcionen.
Pero ¿habeis mirado a vuestro alrededor? - estallé - ¡A la gente que vive en esta misma costa le es imposible defenderse de manera organizada!¡Y como ellos la mitad de los pueblos!
Maese, calmaos por favor. - intentó mediar Reshef, mientras me sujetaba
¡No quiero calmarme! - le dije mientras me zafaba, para continuar con Excessus -¡Las ciudades se quedan aisladas, algunas sin víveres!¿Y cual es el problema pués según vos?
Dejad que me explique – me cortó el Adm con un gesto – y de seguro lo entendereis.
Lo que contó Excessus
<<Todo comenzó poco después del ocaso; esa noche no tenía vigilancia y estaba tomando algo con unos amigos en el Garfio de Oro, cuando tocaron la campana de alarma. Al parecer varias personas habían alertado de algún tipo de ataque en el puente entre Museo y Ramaverde. En menos de diez minutos ya nos habíamos presentado la mitad de guardia y los Amn en la plaza del puerto, algunos cansados, otros recién despiertos, pero todos preparados para un posible asalto.
Hicimos varios grupos, uno de los cuales tomaría un portal directo a Ramaverde. Otro grupo lo haría a Museo, para poder cubrir por el otro lado, y el resto acudiríamos corriendo a las torres del portón este, desde donde se dominaba el puente atacado, y daríamos cobertura con los arqueros. Para nuestra sorpresa, cuando llegamos a las almenas nos encontramos un panorama desagradable: la bahía entera bullía de zombis.
Los compañeros que se habían teletransportado hasta allí se los habían encontrado prácticamente por todas partes, les habían alejado del portal y habían sido diezmados en contínuas emboscadas. La mayoría de supervivientes se habían hecho fuertes en el balneario, pero ahora estaban aislados fuera del alcanze de nuestros arcos. Por su parte, en la zona de museo se alcanzaban a escuchar gritos y explosiones, aunque no discerníamos nada: la niebla del rio apenas nos permitía otear hacia allí.
Tras asegurar el portón este, unos cuantos hombres y yo volvimos al pueblo, tomamos unas barzacas, y costeamos para poder socorrer a nuestros compañeros en el balneario. Llegamos hasta las cercanías, y subimos usando una senda escarpada que daba a parar justo en la parte norte del balneario.
Pos supuesto, nos encontramos varios zombis en el camino. Ibamos bien pertrechados para la batalla, pero no pude impedir que cayeran un par de hombres en una celada que los mosntruos nos tendieron. Gracias al cielo, conseguimos rechazarles y hacerles huir al portón, donde nuestros tiradores dieron buena cuenta de ellos.
Socorrimos a nuestros compañeros atrapados; ordené que vinieran con nosotros los guardias que estaban en condiciones de combatir, y que los heridos volvieran a Espaún a través del portal para poder tratarles.
Con la moral crecida, avanzamos en pequeños grupos coordinados, siendo ahora nosotros los que abatíamos a los zombis dispersos por las lomas de Ramaverde. El Adm Bob había lanzado un ataque a su vez desde el portón este, por lo que el perímetro seguro se había adelantado bastante de las murallas, y pudimos regresar a Espaún y organizarnos antes de medianoche. Sin embargo, los heridos que yo había mandando de vuelta no habían aparecido en la central.
Esto nos extrañó sobremanera, así que Bob y unos cuantos hombres se quedaron en la estación de portales intentando averiguar que había pasado. El resto decidimos prescindir de usar los portales, por si los mosntruos nos esperaban al otro lado, e intentar otro desembarco, esta vez en la orilla de museo. Partimos muchas barcazas, adentrándonos en la niebla del rio para poder descubrir asustados las ruinas del puente del Este. Había sido volado por creepers en casi todos los puntos, y tan sólo asomaban ahora del agua unas pocas columnas, estiradas como brazos de naúfrago pidiendo ayuda.
Los primeros que llegamos a la costa distinguimos mas creepers entre la niebla, y avisamos al resto de que tuviesen cuidado; aún así alguno de ellos nos debió ver y avanzaron contra nosotros. A pesar que derribamos bastantes a flechazos, uno de ellos llegó hasta las barcazas a nado, estallando y hundiendo a varios de nuestros compañeros en el rio.
Desembarcamos en cuanto vimos un trecho de playa limpia de mosntruos, y avanzamos por el sendero real en formacion cerrada, eliminando a cualquier mosntruo que se nos acercase entre la bruma. Para cuando llegamos hasta Museo, la niebla comenzó a levantarse, y pudimos darnos cuenta que sólo quedaban ruinas y los cadáveres de nuestros compañeros.
La mayoría de los hombres estaban demasiado atemorizados o demasiado furibundos como para poder guardar formación, así que nos dispersamos, y fué cuando un grupo de jinetes de arañas aprovecharon para atacar desde el bosque cercano. Más mal que bien, algunos nos pudimos refugiar entre las ruinas de Museo, usándolas como parapeto, pero muchos hombres valientes murieron en aquella emboscada.
En un momento de inspiración, Phank – el que ahora me acompaña en mi viaje - consiguió reorganizar a un grupo de hombres. Estos, usando viejos escudos del museo, avanzaron hasta la primera línea de árboles y prendieron fuego al bosque, matando así a muchos jinetes y poniendo en huida al resto.
Nos replegamos, dejamos a unos cuantos a cargo de los heridos, y el resto batímos la zona por última vez en una búsqueda – infructuosa - de supervivientes. Cuando pasamos cerca de las ruinas del portal de Museo, me fijé en un detalle desconcertante, pero que me guardé hasta que pudimos volver a Espaún.
Si bien el portal de Museo estaba en ruinas, no quedaba ningún rastro de una explosión de Creeper cerca de él: el portal había sido derribado por nuestros propios hombres. Supuse que había sido algún último acto de heroismo por parte de la guardia que, al verse rebasados quisieron impedir que los monstruos pudieran aparecer en la ciudad.
Convencí a la mayoría de hombres para volver a Espaún, con la promesa de regresar a Museo la mañana siguiente para enterrar los cadáveres. Así reembarcamos de nuevo, y llegamos hasta el puerto donde se agolpaba una multitud de ciudadanos. No habíamos aún terminado de atracar los barcos cuando un mensajero de ya me estaba dando las malas nuevas: habían vuelto a aparecer, casi de la nada, los monstruos invasores de Ramaverde.
Los guardias que dejamos cuidando el perímetro de seguridad habían sido cogidos por sorpresa, y sólo gracias a una rápida intervención de nuestros arqueros pudieron replegarse hasta el portón y atrancarlo sin sufrir apenas bajas. El Adm Skass, viendose superado por la situación, había organizado una milicia ciudadana (para poder complementar a la maltrecha guardia) y ordenó cerrar las puertas de la ciudad, declarándola sitiada.
Quise ir a reforzar los guardias del portón este, pero el mismo mensajero me instó a ir raudo a la central de portales, donde el Adm Bob me requería con urgencia. Phank y un par de hombres vinieron conmigo para escoltarme, y juntos llegamos hasta la estación central, donde encontramos a Bob y un buen número de guardias custodiando la entrada.
Bob y yó hablamos sobre lo que cada uno había descubierto. Le conté el estado de Museo, así como el sacrificio de nuestros hombres volando el portal, pero Bob entonces me abrió los ojos a lo que ya tenía que haber sospechado.
Me contó como habían estado midiendo las runas Mod de cada uno de los portales, estudiando los cordones de oro etéreo que los unen a las lineas Ley, para descubrir que todos los portales apuntaban ahora hacia otro sitio.
No supe entenderlo demasiado bien, pero me explicó que el viaje entre portales ocurre atravesando, durante unos instantes demasiado cortos como para percibirlos, un plano de existencia distinto, otro universo escondido en las esquinas del nuestro. Un mundo construido a partir de los rincones donde desaparecen las cosas, el otro lado de los espejos, y los abismos que separan nuestro propio espacio.
No habían terminado aún de observar esto, cuando una oleada de seres había surgido por el portal de Valinor, acabando en segundos con un par de guardias que corrieron a interceptarlos. Los abatieron a flechazos, pero entraban en tropel por el portal y se vieron obligados a salir y sellar las puertas. En ese momento se había dado la voz de alarma porque los monstruos acababan de volver a Ramaverde.
Nos dimos cuenta entonces lo que habían comprendido nuestros compañeros caídos en Museo: los portales ya eran seguros - ¡y yo había condenado a nuestros heridos del balneario pensando que los enviaba de vuelta a casa! - Además, cada poco rato manaban de ellos virulentas oleadas de mosntruos cada vez mas violentos y osados. Teníamos que desconectar la red para parar esto.
Phank, Bob y yo esogímos a los hombres en mejor estado para acompañarnos dentro de la estación, abrimos sus puertas y nos adentramos decididos. Dos guardias, que nos acompañaban portando grandes escudos, consiguieron hacer retirarse de la entrada a un copioso número de zombis que la ocupaban. Gracias a ello pudimos torcer hasta la escaleras al piso superior y subirlas casi a saltos.
La planta superior parecía desierta, lo que no hizo mas que inquietarnos. Avanzamos raudos hasta la sala de control, pero en ese momentos salió de entre las sombras de los altos techos un ser abotargado, de blanco fantasmal y largos tentáculos. Aullaba como una plañidera y se cernía sobre nosotros, uno de nuestros hombres alzó su pica para atravesarle, pero el ser escupió una llamarada que iluminó la estancia, acabando con la vida del guardia y abrasando el brazo y la cara de Bob, que cayó al suelo.
Phank y un arquero derribaron al ser y se quedaron junto a Bob mientras yo alcanzaba los controles de los portales. Fui desactivando las runas tán rápido como podía, pero a mis espaldas podía oir los gritos de los hombres al descubrir horrorizados como más monstruos surgían por uno de los portales del piso superior, que ni siquiera habíamos enlazado con otro.
Cuando me quedaban pocas runas que anular, fuí derribado por un ser de los que habían aparecido: una caricatura de hombre de grandes ojos sin pupilas, y con una parodia de manos convertidas en afiladas garras. Conjuré fuego contra él, pero apenas pareció hacerle daño y se avalanzó sobre mi cuello para degollarme. Y lo habría conseguido de no ser porque un guardia atravesó de una lanzada su cabeza, dejándolo casi empalado en la pared de los controles.
Aturdido, me levanté para ver como dos de aquellos seres habían dejado fuera de combate a Phank, y arrastraban hacia el portal de donde habían salido a Bob, que intentaba desesperadamente aferrarse a los huecos entre las baldosas.
Ordené al guardia que desactivase las runas, y me apresuré a intentar socorrer a Bob. Alcanzé a los seres cuando casi estaban cruzando el portal, y me aferré a las manos de mi amigo para impedir que lo arrastraran con ellos. Los monstruos eran fuertes, y forcejeé con ellos para salvar a Bob, pero cuando habían arrastrado mas de la mitad de su cuerpo por el portal mi amigo se zafó de mi para evitar que nos llevasen a los dos.
No pude siquiera despedirme de él, ni siquiera decir una última palabra desesperada como en las historias. El guardia terminó el trabajo que le había encomendado y el portal se cerró tras mi compañero, dejándome grabada su cara de terror al comprender que se lo llevaban a donde jamás podría volver.
Así que creo me entendereis, maese Piteas, cuando os digo que comprendo perfectamente cual es el riesgo que corremos todos. Al cerrar los portales las oleadas pararon, al menos esa noche, pero nos vimos aislados para avisar al resto de ciudades. Por desgracia el día fue apenas un respiro en el que aprovechamos para reconstruir lo caido: con la primera noche nos dimos cuenta que los monstruos seguían apareciendo, siguiendo las Lineas Ley, y en grupos cada vez mas numerosos>>
Excessus bebió de la taza, y quedó un rato en silencio atisbando a través del ventanal. Yo me sentía avergonzado por mi ataque de ira, y atemorizado ante lo que nos acababa de relatar. Los monstruos cada noche se levantaban mas fuertes, y ni siquiera estabamos unidos para hacerles frente.
¿Y – dijo dubitativo Reshef – no hay ninguna solución? ¿Sólo el huir del epicentro de la desgracia?.
No os equivoqueis, astrónomo, – Excessus sonrió – no estamos huyendo, sino siguiendo la última esperanza que tenemos.
¿Y en que consiste? - pregunté intrigado
En ese momento, Phank llegó hasta la puerta de la casa jadeante.
¡Excessus!¡Lo hemos encontrado!
Perfecto Phank, ahora vamos.
Excessus se levantó de la mesa y nosotros le seguimos, casi por instinto. El Adm se me volvió y me dijo:
Estais a punto de verlo vos mismo, maese Piteas.
¡No os quejareis!
Llega tarde, pero los trasnochadores ya tenéis algo que agradecerle al lunes.
Pues como siempre, mola muchísimo Pit... te está quedando cojonuda la historieta
Creo que voy a ir recopilando y guardando los capítulos
¡¡¡¡Ooooooooh!!!! ¡No había leído las dos últimas entradas, y salgo yo! Estos gaznápiros no me habían avisado....
Honor que me haceís, maestro Piteas
Estaré atento a todo lo que vuestra inquieta imaginación conjure
¡Tiembla, George R. Martin!
:O ¡Qué valientes nuestros Adms!
Estoy deseando leer más
que emoción! salgo yo! con mi nombre escrito en el alfabeto Valinoriense, que carece de "q".
Espero que un mercader tan experimentado acepte recoger un paquete en Moria, la ciudad de los estoicos enanos barbiluengos, donde, en calidad de adm, cacique y maestro arquitecto le ofreceré una agradable estancia, una cata de la ultima remesa de aguamiel Moriano y una visita a la ciudad minera en construcción, que nuestras risas y cantos resuenen con fuerza entre las gigantes cavernas y los infinitos corredores, y que el mithril de nuestros abismos refleje la luz de la esperanza y se forjen cotas y espadas que ayuden a frenar las hordas enemigas.
Salud y que Kednar te guarde.
VIII - Cambio de rumbo
Avanzamos por la playa, siguiendo los Adm a buen paso. Mientras nos adentrábamos entre las dunas, Excessus proseguía explicando:
Como os dije, cuando cerramos los portales pensamos que todo había cesado. Enviamos mensajeros a las ciudades cercanas para avisarles, pero al caer la tarde ninguno de ellos había vuelto. Ya de noche, nuestros vigías advirtieron de numerosos monstruos que pululaban más allá de las murallas, fuera del alcance de nuestros arcos: permanecieron allí hasta el amanecer, en el que desaparecieron como habían llegado.
Vamos, como en el resto de ciudades por todo Server. - Respondí yo mientras intentaba seguir a su altura
Imagino, maese Piteas. En ese sentido habreis visto más que yo -admitió antes de continuar-. Al día siguiente aprovechamos para traer a todos los campesinos de fuera de Espaún a la ciudad.
¿Y no hubo quien se negara? -preguntó Reshef.
Para nada, algunas granjas habían sido asaltadas por la noche, asi que la mayoría lo agradeció. Al ocaso las puertas de la ciudad se cerraron y se dobló la guardia en sus almenas.
Tras la caminata, los cuatro llegamos a una gran hondonada excavada en la arena. Allí esperaban Osuspiro y Hazmat, al lado de una pesada losa que habían desenterrado. Los otros dos viajeros, subidos en las dunas cercanas, vigilaban los alrededores. Excessus se adelantó.
¿Esta es? -Preguntó Excessus al pálido Hazmat.
Esta es -respondió el hombre-. Al fin la hemos encontrado.
Por fin -exclamó aliviado Phank-, la primera buena noticia desde hace tiempo.
Excessus nos presentó entonces a Osuspiro y Hazmat, los que nos habían salvado la vida la noche anterior. Osuspiro era uno de los mensajeros que Espaún envió al resto de ciudades -concretamente a Aleria- pero, a mitad de camino, los ataques nocturnos de los monstruos le obligaron a buscar protección en el caravansari de Shai-Hulud, donde se refugió junto a algunos viajeros y comerciantes. Entre los que allí se encontraban estaba el mago Azmat, que se interesó por toda la cuestión de los portales y le convenció de que podía servir de ayuda a los Adm.
Viendo la posibilidad de solucionar algo, Azmat y Osuspiro reemprendieron el camino de vuelta a Espaún, no sin superar muchas celadas. Afortunadamente, los ataques no fueron tan encarnizados como podrían habérseles presentado, pues el mago parecía siempre tener algún presentimiento sobre lo que los montruos tramaban.
Luego Azmat tomó la palabra, y nos contó que había sido formado en el lejano Poniente en las artes oscuras. Allí había aprendido sobre Dart Lagg, los Monstruos y el lugar de donde proceden, y como este se relacionaba con los portales de los Adm.
Tras muchos años de estudio con los vetustos tomos de la biblioteca de Atlantia, Hazmat vislumbró que podía existir un peligro oculto tras la red de portales, e intentó advertirlo a los Adm. Pero para cuando pudo hacer algo ya era demasiado tarde y el caos se había desatado.
Había descubierto que Darth Lagg habia dejado entrar Griefers en nuestra realidad, haciéndose valer de los portales. Son los "durmientes", ocultos entre nosotros bajo apariencia humana, esperando el momento para levantarse. Cada vez que alguno de ellos usó los portales, no hacía más que corromperlos, y allanar el camino para el caos que habría de desatarse.
Gracias a que los Adm actuaron pronto, detuvieron los portales y con ellos el grueso de la invasión; pero el mal ya estaba sembrado, e incluso las Lineas Ley se habían corrompido. Aunque ya no podían salir por los portales, al caer el sol los monstruos aparecían a raudales por cualquir resquicio de oscuridad, y sólo tenían en mente destruir todo lo que encontrasen a su paso.
Las Lineas Ley -para quien no lo sepa- son las venas del mundo, por las que fluye su energía: fueron tejidas hace mucho tiempo por el mismo creador y se extienden y entrecruzan a lo largo de todo Server. Hazmat nos explicó que , en cada punto donde se encuentran dos de ellas, se enredan como si de una vid se tratara, y se hunden para hacer de conexión con lo que el llamó "El Deslizamiento" -el mundo que el Adm Bob situaba "al otro lado del espejo"-. Finas, pero duras como telas de araña, se extienden a lo largo del Vacío, atando las dos realidades.
Pese a que el viaje entre ambos mundos dura menos que un latido, estas realidades se hayan divididas por un inconmensurable abismo vacío, sin luz ni sonido alguno, tan sólo interrumpido por los apagados brillos argénteos de las lineas Ley. Nada que podamos entender habita en este lugar, es en él donde Darth Lagg tiene su morada, y el único hogar que conocen los Griefers.
Pero también allí se encontraba la esperanza que podía salvarnos, la razón por la que había arrastrado a toda aquella comitiva hasta la costa del mar Escarlata. A mitad de camino de ese golfo de oscuridad se haya una caverna mítica, enredada entre las Lineas Ley como el oro se ve envuelto en las vetas. Un lugar titánico que una vez fue un palacio y donde, hace eones, se recogió todo el saber de Server: Mojang
En las arcadas de sus solitarias salas estan grabadas los Nombres Verdaderos de cada cosa que és y, en la biblioteca de cada una de ellas, se guardan viejos y olvidados tomos que contienen las Órdenes y los Sellos. De tal manera que si se busca la sala con el Nombre correcto, se puede incluso encontrar el libro con las órdenes y los sellos que sujetan a Darth Lagg.
Y esto es lo que Hazmar les planteó. Era una locura, casi un suicidio, pero la alternativa era no hacer nada y dejar que los monstruos invadieran Server. Excessus y Phank -que se sentían responsables de lo ocurrido- enseguida aceptaron el riesgo. Hazmat iría para guiarles, y tres voluntarios de la guardia (el mismo Osuspiro, Dester y Blade) se sumaron para protegerles.
Salieron de la asediada Espaún a través de los caminos de Ferdulio -los primeros túneles de Espaún, que se comunican con todas las minas y cuya longitud nadie conoce con seguridad- volviendo a la superficie por una salida pasado el devastado museo. Desde entonces viajaban siguiendo las señales de las estrellas, que les habrían de indicar donde se ocultaba la entrada a Mojang.
Y así llegamos hasta estas playas -dijo Hazmat mientras entreabría la losa. La oscuridad de su interior era plástica como el agua, y pareció abrazar su mano, culebreando entre sus dedos.
¿Y esto ha estado aqui todo el rato?¿Siempre? -preguntó Reshef, sorprendido.
Si, astrónomo -respondió Hazmat con tono burlón, más pendiente de la oscuridad que de nosotros-, las estrellas marcan este lugar... ¿y vos que las estudiais no os disteis cuenta?.
Pero tenemos que prepararnos, - cortó Excessus, mientras miraba preocupado la oquedad bajo la piedra- estamos cansados. Si de verdad pretendemos conseguirlo, necesitaremos toda las fuerzas que podamos reunir.
Excessus lleva razón – concluyó Phank - volvamos a la casa y descansemos hasta mañana; aún tenemos tiempo para preparar defensas y pasar seguros la noche.
Volvimos a la casa de Reshef, donde Dremin ya había despertado prácticamente curado de sus heridas -así de extraño y milagroso debía ser el ungüento de Hazmat-. Mientras los guardias organizaban defensas fuera, Dremin, Reshef y yo hablamos sobre lo que nos habían contado los Adms, las palabras del mago y la situación de Server. Los tres llegamos a la misma conclusión: debíamos ayudarles.
Y así se lo expusimos a Excessus que, para que mentir, se alegró de tener tres hombres más en el grupo.
3 hombre no, 2 hombres y 1 enano, y todo el mundo sabe que un enano vale por 2 humanos (comiendo, bebiendo y matando)
Mola!!