La Hermandad.
Ayer se dieron los primeros pasos para conocer los misterios de la hermandad, una comunidad de guerreros, paladines y magos que protegen los mundos en la sombra desde tiempos inmemoriales, rechazando las acometidas de las fuerzas oscuras con orgullo y tesón.
Se han dado a conocer, o han dejado que los conozcáis, ahora que la guerra está en ciernes y se preparan para la defensa.
El centro neurálgico se encuentra en el gran templo de marfil, un lugar repleto de misterios que iréis conociendo a su debido tiempo, un lugar que será el foco de múltiples aventuras.
Su localización fue desvelada por una serie de aventureros pero el pionero, Alfajor de Lakeside, fue el avezado explorador que supo seguir las pistas hacia su localización, seguido de Gerard el incólume que, gracias a su experiencia como rastreador, logró descifrar los códigos para hacerse con el hogar y el tesoro de Corben de Edron, primer lugarteniente de la Hermandad desaparecido en una de sus incursiones.
El templo se encuentra cerca del portal del suroeste, en el centro del gran mar primigenio, allí donde la Fuente Madre derrama las aguas que forman los lagos y océanos del vasto mundo. Su construcción avanza mientras se perfeccionan las defensas y se terminan las salas que darán cobijo a los miembros. Los que han podido ver los planos describen una inmensa torre con unas estructuras defensivas en su cúspide en forma de brazos protectores. Aunque las obras están comenzando, hemos recibido las primeras imágenes:
Historia breve de la hermandad.
Basada en estudios de Mastropiero, celebre bardo e historiador.
"Un selecto grupo de nobles, guerreros, grandes artesanos, herreros y eruditos, bajo el mando de Moebius IV, hijo de Incal, capitan de paladines y maestro de hechiceros. Reunidos en secreto juraron proteger los mundos venideros de la invasión oscura [...] así sellaron el pacto, sobre las armas sagradas y fue el grupo más poderoso de entre todos los que habían."
J.S. Mastropiero, compendio de Fraternidades y sectas.
Los historiadores no han sabido establecer con certeza el momento en el que fue fundada, se cree que Moebius IV tiene más de 250 años gracias a la magia de los artefactos sagrados, lo que sitúa el nacimiento de la hermandad allá por el año 1432 D.E. (Después del nacimiento de Excessus), cuando contaba con 56 años de edad.
De sus cronicas perdidas se extrae el siguiente fragmento:
"[...] así abandoné la ciudad, tan solo mi herencia de Paladín poseía, un simple titulo nobiliario, una armadura ajada por incontables batallas y el pesar de la muerte de mi esposa e hijos a manos de los esbirros oscuros. [...] Dos semanas o más de marcha condujeron mis pasos hacia el norte, guiado por las estrellas, la única luz en mi oscuro destino. Exhausto después de cruzar los vastos y húmedos Páramos de la Cienaga, donde luché innumerables horas contra los ghouls, especie de zombies de afilados colmillos con largas lenguas venenosas a modo de látigo, extintos tiempo ha. Monté mi campamento en un risco sobre una colina, el viento soplaba del este, proveniente de las yermas tierras heladas, y reconstituía mi alma. Tomé una frugal cena basada en copos de trigo aguados, terminé la bota de hidromiel enano y me dispuse a descansar.
Pasadas unas horas, cuando la luna desaparecía tras la cumbre del Arzach, justo cuando el desasosiego de los hechos recientes daba paso a un agradable duermevela, un extraño brillo en el cielo me estremeció. En un principio creí que por su brillo se trataba del mismo Excessus el supremo, o de Skass, protector de los huraños ermitaños. Se movía raudo bajo las estrellas, dejando una estela de crepitantes chispas doradas a su paso, hasta caer sobre unas rocas abajo, en la llanura, levantando una nube de polvo y tierra.
[...] Después de escalar el acantilado, guiado por el tenue brillo que desprendía, crucé a grandes zancadas la llanura hasta las rocas donde impactó [...] Allí se encontraba, una perlada roca brillante del tamaño de un enano medio, en mitad de un gran cráter de piedra fundida que desprendía un calor menguante, sin embargo, el brillo no desaparecía. Al disiparse la turbia nube de polvo pude admirarlo en todo su esplendor, lo sentí en mis propios huesos, algo emanaba de la roca, algo que me atraía y así comprendí su inmenso poder.
[...] cargué con la roca metida en mi manta de viaje, como si de un saco se tratara, no pesaba lo que su tamaño indicaba, parecía estar compuesta del aliento de los angeles. Su luz me ayudaba en la noche y su calor templaba mi cuerpo en el inminente invierno. Pero lo más increíble es que ningún monstruo ni alimaña se acercó a mi durante ese viaje, parecían huir de la roca.
[fragmento perdido en el gran incendio de la biblioteca de Valinor]
Después de establecer un código de honor, unas academias de entrenamiento y una sede central decidimos que el nombre real de la hermandad permanecería en el más íntimo secreto, solo sería conocido por los miembros, bajo un juramento que nos entregaba su misma vida si se desvelaba, todo para protegernos de los numerosos enemigos.
El siguiente paso fue consagrar la "Roca de estrella" y estudiar como podíamos usarla de manera mas efectiva.
[...] y se forjaron cuatro piezas de armadura únicas y una espada de gran poder, moldeadas por los mejores artesanos enanos, su belleza era incomparable. El yelmo fue grabado con la insignia de la hermandad: una rama de helecho sobre un cielo estrellado. La coraza poseía una serie de placas flexibles inteligentemente ensambladas que no dejaban resquicio a las armas enemigas, mientras dotaban de una movilidad sin igual a su portador. Las perneras poseían dos grandes placas frontales y dos traseras que protegían las piernas sin restar agilidad. Las botas llegaban hasta las rodillas, ligeras como una pluma pero duras como la obsidiana, permitían superar cualquier terreno sin merma de la velocidad. Y la espada... la espada forjará leyendas.
Proximamente más...