Amanece, que no es poco, en estos lares llenos de zombies, esqueletos arqueros, arácnidos y creepers. Hace días que no se dejan ver. Mejor. Hoy el Sol parece diferente, como si no correspondiera al mismo día que alumbra. Sus primeros rayos se dejan ver por el mismo Este de siempre, pero distinto, como si ya hubiera salido por ese mismo Este ayer. Una mala noche la tiene cualquiera. Quizas una barra de pan del dispensador y un cubo de leche de alguna vaca empeñada en pisar la tierra arada harán que recobre la lucidez en este mundo cúbico.
La tabla que activa el dispensador no funciona. Piso y no sale nada. ¿Será el cableado? Piso y me ignora. ¿Un mal contacto? ¡Carámbanos! ¡No hay tabla! ¡No hay dispensador! ¡Le estoy pidiendo pan a un alto horno! ¡Griefers! Un repaso rápido al entorno revela que se han llevado muchas cajas, han saboteado la plantación y cortado el bambú y... ¿Han dejado las cosas como estaban hace un día? Unos griefers muy ordenados, con una técnica muy cuidada, intentan confundir a la víctima... Hay que avisar a la policía local.
Me visto y salgo directo a la comisaría de Espáun. Veo en la cocina el pastel que tenia a medias y terminé anoche antes de ir a dormir; sigue ahí, esperándome. El techo del invernadero que terminé ayer sigue abierto y el cristal que utilicé todavía está al rojo vivo fundiéndose en el horno. Demasiadas molestias para un griefer común, incluso para un griefer de pico de diamante. Sólo hay algo que podrá confirmar mis sospechas: el banco de Espáun. Viajo a Espáun y en la cámara acorazada siguen los materiales que utilicé para el dispensador que, aparentemente, todavía no he construído. Vuelvo a casa para contarselo todo a mi vecino Maki32: ¡He viajado en el tiempo! No sé cómo, todavía no puedo controlarlo, pero lo cierto es que lo he conseguido cual Hiro Nakamura. Llegando a la casa de Maki32 en su lugar encuentro la misma arboleda que talló para construirla. Su casa, la entrada a la enorme mina que descubrimos y que tantas riquezas nos proporcionó, la máquina generadora de piedra... todo, absolutamente todo, ha sucumbido al viaje en el tiempo.