Creo que voy a hacerme un escondrijo cerca del spawn, con un cofre lleno de barcas XD
De hecho varios escondrijos XXDDDD
Pacifica - The Extreme Survival 1.8 Seed
Moderadores: SGM, Moderador, GM
-
coronelgoe
- Mensajes: 16
- Registrado: 29 Ago 2011, 17:54
Diario de abordo de la nave Enterprise:
Me encuentro solo y taciturno en una pequeña isla en medio de un largo,inmenso,basto e inexorable océano.
He aprendido a matar zombies para poder sobrevivir con su carne putrefacta.He conseguido replantar el único árbol de la isla hasta conseguir 5 maravillosos ejemplares de árbol adulto,los cuales supongo que podre volver a replantar y así poder incrementar su numero indefinidamente mientras el terreno(pequeño) me lo permita.
He excavado y obtenido algo de roca con la que he construido mi refugio. También he obtenido de la excavación carbón, cobre,redstone e incluso diamante.
Hoy he encontrado mi primera gruta natural que se cruza con mi excavación, en donde había un río de agua y otro de lava con lo cual he podido crear y picar obsidiana.
Al salir a la superficie he construido mi primer portal al nether y ha funcionado.
Que me espera al otro lado?que horripilantes monstruos me esperan allí?
Sobreviviré?
Diario del Coronel Jefe de la Enterprise
Firmado:Coronelgoe
-
Parrilla84
- Superviviente
- Mensajes: 1599
- Registrado: 31 May 2011, 18:59
Adocraft, no te lo tomes así anda. Además al entrar en el server de Zant sabías que estaba permitido todo, ¿no? Creo que nada de lo que se te rompió es irreparable, sólo alguna construcción de madera. Y como dice Skass, se te dejó la cama y bastantes pertenencias. De todos modos, quizás los piratas se emocionaran demasiado ante su primer gran golpe... 
Yo de momento creo que se deberia de tener un poco mas de consideración al atacar a otros, ya que bastante cuesta encontrar un sitio decente como para que te lo destrozen. Yo me tiré 3 horas para encontrar un sitio ... Y llevamos 2 días para encontrar el sitio idoneo para quedarnos fijos. Si me rompieran ahora la cama ( lo demás me da igual la verdad) me daría algo jajaja. Ya que donde estamos esta a más de media hora nadando. Yo vería bien saquear y destruir las cosas una vez que más o menos estemos todos en un sitio fijo, o hasta formar nuevos grupos. Además que tengo entendido que los piratas actuan en grupo y sin miramientos ( como está mandado jajajja).
Pues eso, intentaremos sobrevivir como sea....
Por fin he podido jugar el mapa y como vosotros he flipado con el oceano y muerto de hambre. Al final encontre una isla que me encanta muy lejos del spawn y he decidido establecerme. Asi que he decidido crear una colonia y un hilo donde contar una historia. Aquellos que querais vivir la experiencia de crear un asentamiento autosuficiente estais invitados a participar. Os mandare un mp por privado con las coordenadas.
[Diario] Aqua Urbis - Refundación
http://www.mcers.es/index.php?topic=5289.msg52049#new
La isla os la pongo abajo que me he dedicado a cartografiarla a mano 
, la idea es crear las instalaciones suficientes para que sobre comida por un tubo e ir colonizando las islas, creando un mapa de nuestros dominios y sus posisiones. Un imperio.
Animaros, a ver que sale de esto.
-
Parrilla84
- Superviviente
- Mensajes: 1599
- Registrado: 31 May 2011, 18:59
jajaa qué buena A400M!!
Y Aspi, menos mal que la guarida Skaparrixeika queda muuuuuy lejos de ahí...
==Día 10==
Atrapado. La falta de comida y recursos se había solucionadopero ahora ¿qué me quedaba por hacer? ¿Morir allí solo en mi diminuto trozo de mundo?
Envalentonado por la abundancia de recursos me decidí a intentar explorar. El mapa que había podido dibujar no señalaba más que media docena de islas en total, solo unas pocas más grandes que la mía, pero igual de desoladas, así que me decidí por probar otro camino, el subterraneo.
No tenía ninguna referencia más que el minúsculo mapa que tenía en la mano así que descendí a la cueva artificial que yo mismo había creado bien pertrechado de picos y antorchas y me decidí a llegar a algún lado aunque tuviera que atravesar el mundo a través de kilómetros de roca.
Me situé cerca del lecho de roca y ubicándome con el mapa decidí cavar en linea recta hacia el oeste.
=Día 11= Agotado, no he conseguido nada aparte de unas pocas vetas de oro y redstone. Empiezo a maldecir mi mala suerte y noto que voy desfalleciendo en mi tarea.
=Día 12=
Harto de cavar sin sentido decido subir a la superficie, aunque ello me lleve al lecho oceánico. Por lo menos el agua salobre dará un respiro a mis entumecidos músculos y me reactivará, aunque sea por el escozór en mis manos despellejadas.
Cuando llevo un rato ascendiendo un ruido me sorprende. Hacía mucho que no lo oía y tardé en reconocerlo ¿me estaría volviendo loco? Unos gemidos inhumanos resonaban a mi alrededor. Sí, sin duda se trataba de un zombie.
Mi mente, agotada, aun tardó un poco en desconectar de la monótona tarea de picar, que realizaba ya automáticamente, hasta que caí en la cuenta. ¡Si había un zombie era que había alguna caverna!
Una chispa de esperanza, aunque indefinida, surgió.
Empecé a cavar alrededor, donde parecía que los gemidos resonaban con más fuerza y entonces, al retirar la piedra, vi unas tablas de madera impidiéndome el paso.
¿Madera? Aquello era mejor de lo que esperaba, no solo una simple caverna en las entrañas de la tierra sino una construcción humana.
Al partir las tablas sentí un dolor lacerante en el hombro. ¡Una flecha! Maldita sea. Un esqueleto. Tendría que haber sido más cuidadoso.
Eché mano de mi espada y golpeé al maldito monstruo hasta matarlo. El acceso a la mina, pues eso parecía, ahora obraba en mi poder.
Avancé. Muerto de miedo, para ser sincero, por los extraños túneles. Nunca había visto nada semejante. Trozos de vías de los carros por todos lados atestiguaban que había sido un centro importante de minería, pero por alguna razón había caído en el olvido.
Las cosas empezaron a ponerse feas muy deprisa. Cada pocas salas aparecía una nueva amenaza, ahora un creeper decidía autoinmolarse por la razón que lleve a esos bichos del averno a hacerlo, y la explosión o la metralla iban abriendo heridas en mi carne.
Más esqueletos y algunos zombies (puede que alguno de ellos fuera el que con sus gemidos me había alertado anteriormente de la ubicación de aquella mina). Arañas.
Estaba agotado, sin comida, lleno de pequeñas heridas que en conjunto empezaban a debilitarme, pero tan fascinado por la construcción que me rodeaba que me decidí a seguir un poco más.
Aquellas criaturas negras como sombras e igual de alargadas me cogieron por sorpresa, eran dos, se teletransportaban cuando quería golpearles. Oía más criaturas a medida que trataba de alejarme y buscar un sitio que me diera ventaja en el combate.
No se qué criatura acabó abatiéndose sobre mí, pero entonces todo se volvió rojo.
=Anotación 14, día desconocido=
El sol de la mañana sobre mi cara me despertó.
Cuánto tiempo llevaba inconsciente o cómo demonios había logrado recorrer el camino de vuelta era un misterio, pero las caras de los enderman y los chirridos de las arañas aun asaltaban mi mente.
¡La mina!
Tenía otra oportunidad de conquistar aquel territorio.
Me acerqué a mi pequeño cofre y empecé a recopilar mis preciados tesoros.
Maldije la pérdida de la brújula pero me asaltó un odio feroz cuando caí en la cuenta de que entre muchas otras cosas había dejado atrás el mapa que tanto esfuerzo me costó crear.
Con esa ira quemándome me decidí por la acción agresiva: Tomaría aquellas minas y aniquilaría todo rastro de vida de aquellas asquerosas alimañas.
Esta vez no me molesté en fabricar más de un pico de piedra y otro de hierro. Lo que de verdad quería eran armas. Muchas.
Fundí hierro y me fabriqué una armadura completa improvisando con los pocos conocimientos que herrero que tenía. No era gran cosa pero a mi me parecía que estaba magnífico.
Con un arsenal encima y mi reluciente armadura recogí todas las antorchas que tenía y una cierta cantidad de madera y carbón que me asegurarían poder hacer más si no fueran suficientes.
Volví a las profundidades, recorrí el largo pasillo que había ido tallando y las pequeñas salas que indicaban que había hallado minerales interesantes por la zona, hasta que encontré las escaleras que sabía ascendían a la mina.
Entré, arma en mano, y me dediqué a vagar por los pasillos acabando con los maléficos seres e iluminando las estancias para intentar que los demás se mantuvieran alejados.
Me llenó de emoción encontrarme dos cofres con comida, hierro y carbón, pero sabía que aquello no marcaba la diferencia. ¿Acaso eso era todo lo que iba a encontrar tras tanto padecer? ¿Muerte y olvido?
Horas. Llevaba horas vagando por los pasadizos. Quizás eran los derrumbes y el paso del tiempo pero empezaban a parecer diseñados por un loco, sin sentido. Y lo peor de todo, empezaba a olvidar la distribución que tenían. Era, sencillamente, demasiada información.
Algunas cuevas con manantiales se abrían a los lado de la mina, pero eran pequeñas y sin valor. Simples huecos en la pared.
Apenas tenía ya referencias de qué dirección seguir para volver a la entrada y había gastado varias de mis armas cortando las durísimas telas de araña que adornaban muchas esquinas (Al menos me haría una cama mullidita con ellas) cuando vi una luz. Al acercarme descubrí que era un pequeño torrente de lava.
Cuando me acercaba a él algo azul e insidioso me mordió. Dios mio, era como si me ardiera la sangre en las venas. Agonía pura. ¡Una araña! ¿Pero cómo? Me había enfrentado a arañas antes y bien sabe Dios que me habían devuelto los ataques con feroces mordiscos, pero nunca pasaba de heridas superficiales, y desde luego jamás me había sentido tan mal.
Aquella oscura mina en los confines del mundo había creado un ser terrible.
Tratando de no dejarme llevar por el pánico acabé con la araña para evitar que volviera a morderme y me inoculara más veneno.
La agonía cesó. Al menos, descubrí que aunque terriblemente tóxico, el veneno no era letal por sí mismo.
Respiré profundo y dejé que mi cuerpo se recuperara de la horrible experiencia. Ya podía sentir el calor de la lava de nuevo y en cierto modo me reconfortaba. Entonces ocurrió.
De un hueco cercano a la la lava surgieron dos arañas más. Había poco espacio y ambas competían por el bocado, así que aproveché para liquidar a una rápidamente, pero la otra quedó libre entonces y se dejó caer por el hueco para morderme. La maté al instante, pero no sin sufrir de nuevo la agonía del veneno.
Se oían más arañas. ¿Qué diablos estaba pasando allí? ¿Cómo se estaban arremolinando aquellos monstruos en un espacio tan pequeño?
Al avanzar un poco más la respuesta estaba clara. Una pared entera de telas de araña me dio la bienvenida, y al fondo, en un pequeño hueco protegido de la luz de la lava vi un objeto similar a una jaula, de la que salían los arácnidos. ¡Aquella abominación las estaba invocando!
Tenía otras dos encima lanzándome mordiscos mientras intentaba pensar rápido. Las leyendas antiguas contaban que aquellos artefactos se alimentaban de las sombras para traer nuevas criaturas a través de la oscuridad, así que si se eliminaban las sombras, no podían seguir ejerciendo su magia malévola.
El único problema era que mientras me refugiaba detrás de las telas de araña había otros tres engendros intentando darme caza.
La situación era desesperada. El veneno recorría mis venas constantemente porque a pesar de que las telas parecían ofrecer una barrera contra las propias criaturas, alguna conseguía de tanto en cuanto clavar sus colmillos en mí mientras que yo mismo no quería lanzar tajos a lo loco temiendo tal vez que un golpe desafortunado cortara las hebras que me protegían.
La toxina me infligía una agonía constante. Loco de dolor cargué tratando de huir entre las arañas y colocar al menos una antorcha o dos junto al artefacto, contando que quizás eso anulase su efecto y que quizás lograra desembarazarme de las arañas que ya me estaban acosando.
Erré en mis cálculos y tropecé, no se si fueron las telas o la maraña de patas que intentaban darme caza.
Estaba acabado. Ni la mejor armadura podía protegerme de aquel maldito veneno.
==Anotación 15 Día desconocido==
Una arcada. Después un violento espasmo, y vomité hasta la bilis.
¿Qué demonios hacía allí? Mi cuerpo, amoratado, cubierto de mordiscos supurantes y tembloroso, aun era mío.
Aquello era una broma cósmica, sin duda. Los dioses me odiaban y querían jugar a ver cómo me volvía loco en aquella maldita isla en medio de la nada, y por alguna razón me habían devuelto de la muerte en aquellas malditas minas por segunda vez.
Los árboles estaban crecidos y los cultivos esperaban que los recogiese. Me daba igual.
Me senté apoyado en los bajos muros de piedra de mi refugio y dejé que el sol me calentara el cuerpo.
A ratos me quedaba dormido y entonces era cuando rememoraba el horror de las Minas de la Muerte (pues así las llamaba ya en mi cabeza) y me despertaba aullando como si aun sintiera el veneno. Vomité tres veces más, a pesar de que ya no había nada que vomitar.
Llegó la noche y me tiré en el suelo del refugio, temiendo que cualquiera de esas cosas me hubiera seguido a través de los pasillos que cruzaban el subsuelo. Tiritaba. No me preguntéis si a causa del frío o del miedo.
Solo una idea tenía clara en mente: El "Proyecto Geofront" quedaba clausurado.
==Anotación 16. Día desconocido==
Vagando por la isla sin rumbo fijo durante días, como si me hubiera convertido yo mismo en un zombie.
Miraba al mar, a la lejanía, sin ver nada nuevo. No recogía madera, ni los cultivos. No tenía paciencia para pescar porque las piernas me hormigueaban al rato de estar parado.
Miraba al cielo. Maldecía a los Dioses.
La ira, de nuevo. Poco a poco, esa ira, como una chispa alimentada por la amargura, ardió con fuerza. ¡No pensaba quedarme allí tirado para que jugaran conmigo!
La última oportunidad. La última.
Corrí hacia el refugio, abrí el cofre con fuerza, cogí la madera que ya tenía allí preparada y me fabriqué una nueva barca. La llamé destino.
Una vez la barca flotaba en la orilla la llené con todo lo que me quedaba del cofre. Si fracasaba este último intento moriría en medio del océano, quisieran los dioses o no.
Salí hacia el azul infinito antes de decidirme por un punto cardinal. Volví a echar en falta mi mapa.
Me decidí al azar por uno. Total, tenía seguramente las mismas probabilidades de morir independientemente del camino elegido.
Navegué sin ilusión, solo atento a esquivar los malditos bancos de pulpos, pues no quería que se repitiera el accidente que acabó con la barca anterior.
No esperaba ver tierra aparte de arrecifes y alguna isla desierta, así que no me esforcé mucho.
Mentiría si dijera que perdí la esperanza, pero faltaría a la verdad si no dijera que no me quedaba ninguna que perder. Estaba más bien en una especie de resignación aburrida. Si iba a morir también sería interesante que no fuera tras pasar una semana viendo solo agua.
==Anotación 17==
Arena. Bastante arena.
¿Una nueva isla tal vez? Seguramente. Diablos. Era una isla larga. Tenía hasta cactus.
Me decidí a hacer un alto en el camino para dar un paseo y estirar las piernas, así que me arrimé lentamente a la costa y desembarqué.
Había una duna no muy lejos de allí y me pareció un buen sitio para ir a ver la isla aparte del ejercicio que necesitaba.
Había más arena después de la duna, y al fondo ¡Árboles! ¡Es más, un bosque!
Mientras corría hacia el bosque la linea del horizonte se definía y acortaba. Ya no había más océano. Después de ese bosque había otro, y más allá se recortaban montañas contra el fondo.
Corrí por el bosque, feliz, pero no quise cantar victoria aun, no fuera a ser una nueva broma de arriba. Entonces lo vi, tranquilamente paseando entre las hierbas había un cerdo, y más allá otros tres, y dos vacas. Me lancé a correr en linea recta a la velocidad que me daban las piernas. Algo que no había podido hacer en muchísimo tiempo por simple falta de espacio en linea recta.
Subí una colina y desde allí vi el paisaje: A mi espalda bosques espesos con animales pastando, de frente el comienzo de otro desierto, y entre medias unas altísimas montañas en cuyas laderas pastaban rebaños de ovejas.
Eso era. Después de tanta angustia, de tanto padecer, aquello era tierra firme para recomenzar.
Las lágrimas corrían por mis mejillas. Aquella tierra era ahora mi hogar.
==Día 0==
Animado por tanto relato os posteo una captura de cómo me va. Me he instalado en una islita cercana a un desierto del continente 
A medio día de camino hay un poblsdo NPC que puedo usar de refugio cuando me aventuro en el interior.
Uploaded with ImageShack.us