Empezaré por la mitad, como toda buena saga...
Tengo un gatito de pocos meses viviendo en mi casa. ¿Cómo? si yo soy alérgico a los gatos... Bueno, pues aquí se meten las precuelas.
Hace cosa de cuatro días, un gatito se acercó a mi por la mañana, maullando. Al intentar acariciarlo, huyó, como es normal en los gatos.
Al día siguiente, también estaba ahí, así que le saqué una tacita con leche y corté una salchicha en trozos... El gato se quedó maravillado, puesto que volvió por la noche para cenar.
El tercer día, ya dejé media persiana del porche abierta y puse una manta con los cuencos a resguardo, pero el gato vió la puerta de casa abierta, así que entró y se acomodó en el sofá. Mis experiencias con los animales me decían que esto no podía acabar bien, yo soy alérgico, al igual que mi madre (aparte de la estatura, el color de los ojos y del pelo, la alergias son una de las cosas que he heredado de la parte nórdica de mi familia).
Pero quién tiene tan poco corazón como para resistirse a esto...
Spoiler
Y ahora ya vuelvo al presente, ahora mismo ese gatito está tumbado en una manta en mi salón, y sí, se deja acariciar... Se ve que era un gato muy necesitado de cariño...
Ya sabeis, no abandoneis a vuestros compañeros, ni personas ni animales.
Ahora tengo que buscarle una familia de acogida a este gatoflú.